
Confiar en alguien NO es lo único importante para hacer una buena inversión inmobiliaria. Así lo puede atestiguar una de nuestras clientas, a la que llamaremos Andrea. Ella es una inversora de Sudamérica que se dejó llevar por las recomendaciones de una amiga que es agente de bienes raíces en Miami.
El problema fue que Andrea dejó todo en manos de esta persona que, aunque procedió sin malicia, le hizo perder a su amiga decenas de miles de dólares por pura ignorancia. Y, por lo que se puede ver, también hubo un poco de desidia. Con amigos así no necesitamos enemigos…
PRIMER ERROR GRAVE: COMPRÓ CARO
Casi todos hemos escuchado alguna vez eso de que el secreto de un buen negocio está en la compra. Al parecer esta agente no lo conocía, porque le hizo adquirir a su amiga, en Noviembre del año pasado, un apartamento en Miami Beach muy por encima del valor de mercado. Si Andrea quisiera venderlo ahora perdería dinero, y bastante.
Solución: la amiga debería haber hecho comparables de las propiedades que se vendieron en el último tiempo y fijarse si el departamento estaba a precio de mercado o sobrevaluado. Algunos dueños piden lo que se les ocurre y su estrategia es esperar hasta que caiga algún desprevenido.
SEGUNDO ERROR CLAVE: NO LEER EL CONTRATO
Por si lo anterior no fuera suficiente, hay más… Resulta que el dueño había firmado un convenio para extender el contrato de la inquilina unos meses más sin subirle el precio de la renta. Esto fue puesto en una cláusula (o addendum) en el contrato entre Andrea y el vendedor. La amiga de Andrea jamás se percató de esa cláusula. Durante seis meses (desde Septiembre a Febrero), Andrea tuvo que poner de su bolsillo más de 1000 dólares mensuales para cubrir la hipoteca. Cuando en realidad se suponía que el apartamento “se pagaba solo” y encima le iba a quedar un dinero como retorno de la inversión.
Solución: leer el contrato, que para eso está.
TERCER ERROR GARRAFAL: NO ERA PARA RENTA CORTA
Andrea, como la mayoría de los inversionistas actualmente, quería usar su apartamento para renta corta (estilo Airbnb). El tema fue que el edificio NO PERMITE renta por día o por semana, sino que el mínimo es de un mes completo.
Debido a esto, Andrea estuvo tres meses sin poder rentarlo, perdiendo 4000 dólares mensuales al tener que abonar expensas e hipoteca. El agujero financiero sumó así casi 20 mil dólares.
Solución: la agente de bienes raíces debería haber contactado a la empresa que administra el edificio. Ahí le hubieran informado de las restricciones existentes, como hicieron cuando nosotros llamamos…
CONCLUSIÓN
Para no extender mucho más este texto con otros errores que se cometieron, el resumen es que Andrea terminó endeudada por primera vez en su vida, viendo comprometidos los ahorros que tanto le costó acumular y, sobre todo, con un ataque de estrés del tamaño del apartamento. Y todo por el asesoramiento de una persona que no estaba capacitada.
Como se puede ver, la confianza es clave, por supuesto, pero la pericia del agente inmobiliario es un factor igual de determinante.
Andrea perdió mucho capital en poco tiempo aunque, según nos contó, todavía conserva la amistad. Algo es algo…